Rebusco entre un mar de papeles,
encuentro una ajada postal.
Habla de sueños rotos y frustraciones,
de heridas a las que echamos sal.
Tu nombre, al final de la hoja,
me hace recordarte, extrañarte...
como quien una flor deshoja,
desearía, casualmente, encontrarte.
Saldré a buscarte a ciegas,
con los ojos vendados como condena,
bajo un cielo plagado de estrellas,
para regresar a cuando todo valía la pena.
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