jueves, 18 de febrero de 2010

Se alquila

Cuando regresé, únicamente quedaba de ella
un ajado poemario que le había regalado algunos años atrás.

Nunca leyó ni un sólo verso.

La triste imagen del desamparado libro simbolizaba lo que allí habíamos vivido.

Una relación vacía. Llena de páginas que no leímos o no supimos leer.
Repleta de frustraciones y dudas.

Recogí mis pocas cosas tan rápido como pude.

No soportaba aquel torturador halo de recuerdos,
aquella opresiva atmósfera, aquel desconcertador frío que todo envolvía.

Eché un último vistazo al libro. Observé la dedicatoria que le había escrito.
Una mentira más de las tantas que nos habíamos arrojado.

Lo coloqué en el mismo lugar donde tanto tiempo había permanecido inmóvil.

Miré atrás. Cerré la puerta.

Esta vez para siempre.

1 comentario:

  1. Nunca te he dicho que si pudiera te comería para estar siempre más cerca de ti...dicen que el pez grande se come al pequeño, y en este caso, es el pez grande el que ADMIRA CON TOTAL PASIÓN al pequeño. Te añoro siempre, ojalá y la vida, con el paso de los años, nos deje compartir algo más que días señalados en el calendario!! Te adoro primo.

    ResponderEliminar